Resiliencia. un término que resuena en esta época, a nivel empresarial y personal. ¿Cuáles son las claves para una organización resiliente?

Ante el nuevo escenario, las organizaciones y personas deben estar preparadas para posibles impactos prolongados, que abarcan las operaciones, las cadenas de suministro, la economía empresarial y el bienestar del personal. Por ello, las empresas, sus gerentes, líderes y personal, deben detenerse para revisar sus estrategias y planes de resiliencia, que respondan al impacto del 2020.

Es así como sabrán priorizar su misión y estabilizar la situación con medidas decisivas a tiempo oportuno, aunque tenga sus costos.

Hoy muchos profesionales están en una posición única para ayudar a sus organizaciones a re-plantear el futuro laboral, el recurso humano y el lugar de trabajo impulsados por la tecnología. Enfrentados a un punto de inflexión y con la posibilidad de utilizar las capacidades tecnológicas para transformar cada faceta de la organización, el líder y el colaborador resiliente, como un camaleón, cambia según lo que el momento les demanda sin perder la visión a largo plazo.

A través de la automatización, la robótica, la nube y computación cognitiva, el trabajo realizado por los seres humanos cambia fundamentalmente. Al ofrecer virtualización y habilitación de la empresa extendida, la fuerza de trabajo se transforma y de no incorporar la resiliencia estratégicamente, lo que podría ser una oportunidad se convierte en una amenaza.

La clave es iniciar de una vez la habilitación de soluciones que den forma a las futuras maneras de trabajar, más eficientes, eficaces y colaborativas, buscando ser metódico y disciplinado a través de los procesos.

La resiliencia empresarial, entonces, debe incorporar 9 dimensiones:

• una gestión financiera y de inversiones: determinando el estrés financiero y la deuda.

• una gestión del personal: que permita reconocer los puestos indispensables y las layers de las demás áreas.

• una gestión de responsabilidad social: redefiniendo el plan y la comunicación

• una gestión de la cadena de suministros y comercio global: identificando inventario, proveedores, canales y locación.

• la salud y bienestar del empleado: con un plan de comunicación que permita la motivación y continuidad, así como la identificación de labores presenciales críticas versus remotas

• una gestión de riesgos: mediante una propuesta de continuidad de negocios y análisis de riesgos relacionados.

• la tecnología y seguridad de la información: asegurando la infraestructura, el acceso y el desempeño actualizado.

• obligaciones legales: aprovechando las medidas locales.

• la protección del cliente y la marca: con planes de beneficios para reforzar la fidelización de clientes y los modelos de consumo.

Flexibilidad, visión y determinación oportuna: una combinación imprescindible para sobrellevar la presión y el impacto que se vive en la actualidad.

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Claves para una organización resiliente

Este artículo está basado en una publicación de EY.

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